Este domingo alcanzamos un nuevo hito en los 30 años de historia de la Familia Monster: por primera vez en todo este tiempo, los dos equipos, las dos almas, la doble identidad de los Monsters, la AFM y la Familia Monster, se enfrentaron cara a cara en un partido oficial dentro de los Juegos Deportivos Municipales. Ya había habido enfrentamientos anteriores, pero siempre en el marco de torneos menores, en navidad o pretemporada, o enfrentamientos en torneos de 3x3, pero en esta ocasión se producía en el marco de la competición que nos da sentido y de la que, posiblemente, seamos el equipo más longevo.
En los días previos flotaba en el ambiente una ligera preocupación. No por el resultado, estaba claro que sólo una mitad ganaría y eso es siempre inevitable, sino por el riesgo de que la tensión de la competición y los puntos en juego, degenerase en disputas entre nosotros mismos y el partido pudiese convertirse en un rosario de técnicas, gritos y malas caras. No vamos a engañarnos, nos conocemos demasiado y muchos de nosotros tenemos un carácter explosivo, el riesgo de convertir el partido en un feo espectáculo era algo que todos nosotros teníamos en mente.
No fue así.
No hubo en todo el partido ni un solo mal gesto ni una discusión ni una sola falta fuera de lugar (tal vez deberíamos tomar nota para los entrenamientos), el comportamiento de los 20 jugadores que saltamos a la cancha y de los que nos acompañaron en el banquillo fue siempre deportivo y, al margen del resultado, de quienes ganaron y de quienes perdimos, salimos de la cancha con el mismo sentido de compañerismo con el que habíamos entrado y posado para la foto conjunta. No nos hicieron falta cervezas para curar las heridas y templar los ánimos, las hubo, como no, pero fueron la continuación de la fiesta y el prólogo para la excelente comida posterior (una más).
Para los supersticiosos el primer punto se lo había anotado la Familia Monster, al quedarse con la primera equipación, la azul, y dejando a la AFM la camiseta blanca de los visitantes. El segundo, el de la asistencia, se lo apuntaba la AFM, que necesitó de un segundo banquillo para jugadores y acompañantes.
El partido se presentaba con un favorito claro, sin que además eso fuera una sorpresa. Desde que se configuraron ambos equipos, se sabían las diferencias entre ambos, la Familia Monster tenía una plantilla más homogénea y con mayor presencia física que la AFM, pero además, la clasificación marcaba una distancia importante entre ambos, que impedía que hubiese nada más en juego que el propio partido y las aspiraciones de cada equipo para la segunda fase. Pese a ello nadie iba a dar nada por sentado, somos los Monsters, esta vez los dos equipos y, si algo nos define, es que somos incompatibles con las rendiciones.
Las claves para ambos equipos parecían claras: por parte de la AFM se trataba de primar la defensa y desgastar a los jugadores claves del contrario; por parte de la Familia Monster, sabedores de la superioridad teórica de su banquillo, había que mantener un ritmo constante, que permitiera madurar el partido para que la victoria cayese por su propio peso
En el primer cuarto casi todo estuvo muy disputado, a un primer arreón de la AFM, respondió inmediatamente la Familia Monster. Con los equipos titulares en cancha la igualdad predominaba y las diferencias para uno y otro equipo no sobrepasaron en ningún caso los tres puntos. Por parte de la AFM destacaba el buen arranque en ataque de Sergio y el buen nivel de la defensa interior. Por su parte, la Familia Monster sacaba partido de una mayor velocidad y de su efectividad al contraataque, con Ramiro como jugador destacado. 12-10 en un marcador en el que sólo los pequeños detalles marcaban las diferencias.
Era fácil adivinar que el segundo cuarto podía ser la clave y así termino siendo, los primeros cambios debían dar paso a las segundas unidades de cada equipo y la diferencia de banquillos iba resultar determinante. La defensa de la AFM, salvo algún desajuste en las posiciones interiores debida a la clara inferioridad física, se mantuvo a buen nivel, pero el atasco ofensivo en esos minutos propició un distanciamiento que, al final del partido, se revelaría insalvable. La Familia Monster aprovechó la oportunidad, cerró su defensa imposibilitando la producción interior de la AFM, rentabilizando a la perfección su superioridad física y la inoperancia del tiro exterior de su rival. Un parcial de 9-3, dejaba el marcador en un 21-13 para la Familia Monster.
Llegábamos al descanso con una brecha importante en el marcador pero con el partido aun por decidir. La Familia Monster había aprovechado sus armas, tirando de físico y de banquillo; por su parte, la AFM había cumplido en defensa, manteniendo a su rival en unos números contenidos, pero tenía serios problemas en ataque.
Para la segunda parte los objetivos de cada equipo estaban claros, mantener la dinámica para la Familia Monster y mejorar el ataque sin perder la buena actitud en defensa para la AFM.
En el tercer cuarto, la paulatina vuelta a la cancha de los titulares, mejoró el ataque de la AFM, pero no permitió recortar las diferencias, los de azul siguieron golpeando y aunque poco a poco conseguía ampliar las diferencias, tirando esta vez del buen desempeño de uno de sus hombres de banquillo, Jesús Salvador, que durante este cuarto y el siguiente resultaría decisivo, alternando aciertos en penetración y en lanzamiento exterior. 12-9 de parcial y la diferencia que superaba ya la decena de puntos con un 33-22 para los chicos de azul.
Sólo quedaban 12 minutos y, aunque parecía difícil cambiar el resultado final la diferencia no era insalvable. El último cuarto empezó con la AFM más agresiva, apretando y, por momentos, mejorando su ataque, lo que, unido a los fallos de la Familia Monster en el tiro libre ponía el marcador en un 36-29 a 4 minutos del final. Pero ahí se acabó la gasolina, la defensa dejó de llegar a los tiros y un parcial de 7-0 en tres minutos, liquidó todas sus opciones.Al final, el cuarto se cerró con un empate a 10 y el partido con un 43-32, que respondía con justicia a los méritos de cada uno.
El partido terminó como había empezado, con abrazos y bromas y con los 21 monsters camino del bar de Tomás para continuar la fiesta con las cervezas y una gran comida, con la compañía, esta vez, de las otras familias.
Y esa comida merece una mención aparte, por el espectacular arroz con bogavante del que disfrutamos y ante el que no perdimos ninguno.
Para cerrar, nombrar a los presentes y recordar también a algunos ausentes, entre los primeros, Toribio, Salvador, Fernando, Marco, Joe, Gus, Ramiro, Luis, Francesco, Manolo, Javierjavier, Javi Ruiz, Pozo, Alex, Karim, Iván, Sergio, Fernando, Vito, Curro, Juan, Carlos, Paco y nuestro principal y casi único seguidor, Paco Jr., y entre los segundos, Pepe, Ferni, Vitin, Jesusete, Hugo, Alex, Zlatan, Raul, Edu Sabas, Edu Navarro y un largo y selecto etc, que a buen seguro hubieran querido participar tanto del partido como de la comida.
Y como colofón un vídeo sobre duelos fratricidas, en este caso, los de los HERMANOS por excelencia del baloncesto español: Gasol vs. Gasol.



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