La mayoría de vosotros pensará que este último domingo jugamos un partido de baloncesto, pero se equivocará, jugamos dos, o mejor aun, jugamos un partido de baloncesto primero y después otro de no se sabe qué, por que bien pudo tratarse de tiro al plato o de petanca, pero por supuesto, no de baloncesto. Y es que a veces, esos 48 minutos durante los que corremos por la cancha cada domingo, con dos canastas y un balón como excusa, dan para mucho.
El primero de esos dos partidos duro casi 40 minutos, aproximadamente hasta los 3:30 del tercer cuarto, y en él jugamos con muchas y muy significativas bajas, en el juego interior especialmente, para el que no contábamos ni con Toribio ni con Gus, nuestro mejor anotador y nuestro mejor reboteador, respectivamente, pero también en el exterior, sin Jesús Salvador, que sigue fuera, sin Jesusete, lesionado, sin Ivica, exiliado a Galicia, e incluso sin Sergio, que fue al partido pero para no jugar. Aun así, nos plantamos con las ideas claras y convencidos de nuestra victoria, frente a un rival al que habíamos vapuleado en la primera vuelta por más de 30 puntos, y por ese camino transitamos sin demasiados titubeos durante esos casi 40 minutos, hasta alcanzar la máxima diferencia de 39-22, que era fiel reflejo de la distancia real entre Loyola y nuestro equipo, por muchas bajas con las que pudieramos contar.
El segundo partido es otra historia, en los 8 minutos largos que restaban hasta el final del encuentro jugamos a cualquier cosa menos al baloncesto, sobre todo si se entiende que el baloncesto es un deporte que tiene como objetivo principal meter canastas en el aro rival y evitar que el rival haga lo propio en el nuestro. En este sentido el parcial es más que elocuente, un 2-15 frente a un rival como Loyola, no permite ningún análisis que no sea exclusivamente crítico. Quizás podríamos analizar incluso como diferente el último minuto y medio, donde al menos casi empatamos, pero entonces llegaríamos al esperpento de los 8 tiros libres tirados y fallados sólo en ese rato, que sumados a los del resto del partido nos llevan a una estadística de record, 1 de 17.
Aun empezando con un quinteto inédito, con sólo dos de los titulares habituales, Javierjavier y Juan Carlos, y con la primera presencia de salida de Javi Ruiz en sus tres temporadas con nosotros (los dos huecos restantes fueron para Paco y Manolo), salimos a la cancha como casi siempre, defendiendo en individual y buscando desgastar al contrario. La defensa tal vez no fue tan contundente como en otras ocasiones, pero por contra el ataque, al menos en ese primer cuarto fue fluido, empezando con una gran canasta de Javi Ruiz y un triple de Javierjavier, siguiendo con un reparto de puntos entre casi todos los miembros de ese quinteto (sólo Manolo se quedó sin anotar, estuvo falto de suerte todo el partido) que nos llevó hasta el 15-10 con que se cerro el primer parcial.
El segundo cuarto, más centrados en defensa, sirvió para ir incrementando la diferencia e introducir los primeros cambios (sobre todo en el juego interior, que aunque también hubo lugar para el debut este año de Edu, Javierjavier terminó disputando el partido entero y Juan Carlos apenas descansó unos minutos). En ese cuarto fuimos viendo que era el día de Juan Carlos, que en su mejor partido ofensivo de la temporada, se iría hasta los 15 puntos, y lo cerramos con 11 puntos de diferencia. Distancia que se mantendría con tiras y aflojas en un tercer cuarto en el que empezaríamos a sufrir el calvario de los tiros libres.
El último cuarto, con el quinteto inicial nuevamente en cancha, lo empezamos como un tiro y con un parcial de 6-0 en poco más de tres minutos, llevaba la diferencia hasta los 17 puntos y parecía cerrar el partido. No fue así, pero eso ya lo hemos contado, ahí entramos en ese segundo partido en el que a punto estuvimos de tirar por la borda todo el trabajo anterior. El posible cansancio de Javierjavier y Juan Carlos, sin descanso en todo el partido, la falta de contundencia en esos minutos en el juego interior, la debacle de los tiros libres y quien sabe si el balón o el desgaste del parquet, se conjugaron para dar lugar a los peores minutos de la Familia Monster en lo que va de curso. Por fortuna se terminó el partido y el colchón fue suficiente para asegurar el liderato con una nueva victoria. Y ya van 12 (o 13, según contemos).
Y como no, para cerrar esta crónica, nuestro vídeo, y ya que hablamos de la falta de juego interior, hoy nos toca recordar a uno de los pivots más elegantes y plásticos de la historia de la NBA, nada más y nada menos que el Almirante, Monsters, para todos vosotros, ¡¡¡David Robinson!!!:
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