Ayer, un año más, vivimos una de esas jornadas que nos define y nos hace ser lo que somos, celebramos la enésima edición de nuestro cocido navideño.
A continuación del consabido partido dominical, nos congregamos en el bar de Tomás doce Monsters, con la misión cuasi apostólica de dar buena cuenta del excelente cocido preparado por la dueña de la casa, aunque hay que decir, no sin cierta decepción, que acabamos derrotados ante las pantagruélicas dimensiones del susodicho cocido… Y nadie podrá decir que fuera por falta de voluntad, que para empezar ninguno de los doce allí presentes bajamos de los tres platos de sopa, pero es que más que un cocido en tres vuelcos, aquél lo era de seis, siete e incluso ocho vuelcos por cada comensal (y para el que se atreva a dudarlo, quedan las pruebas gráficas del evento).
Disfrutamos de la comida, de la bebida (estupenda esa grappa, Francesco) y, sobre todo, de la compañía. Cumplimos con la obligación de sentarnos a esa mesa (por orden de antigüedad, que nadie se ofenda) Toribio, Vito, Sergio, Manolo, Paco, Pozo, Alex Noeda, Gus, Edu, Rami, Francesco y Rafa, se cayeron a última hora Jesús Salvador y Alex Aracil, que se unieron a las bajas por fuerza mayor de Javi Ruiz y Pepe, y al resto de ausentes de entre los jugadores actuales y de los Monsters de siempre, a los que, como no, echamos de menos. (Como nota pintoresca, pudimos contar durante la comida con un merodeador extasiado ante nuestra comida, nuestra bebida y hasta con la postrera partida de póker, que bien hubiera podido tener un destacado papel en cualquier temporada de The Walking Dead).
Antes de la comida hubo partido, esta vez contra los jovenzuelos de los Globber Flowers, frente a los que sumamos nuestra tercera victoria del año por un 54-44. El resultado refleja claramente lo que fue un partido en el que llegamos a dominar por 18 puntos y en el que sólo nuestros propios errores, impidieron que mantuviéramos esa diferencia que habría sido la correspondiente a la diferencia entre ambos equipos. Pero a veces el cansancio, a veces las pérdidas de concentración que, especialmente en los minutos finales, nos llevaron a regalar una serie de contraataques de uno contra nadie o dos contra uno, permitieron a nuestro rival recortar las diferencias hasta esos 10 puntos finales. Ay, esos geniales pases a la grada, esas discusiones con nosotros mismos echando en cara a cualquiera nuestros propios fallos, esas faltas técnicas que en ocasiones parecemos perseguir con más interés y más ahínco que cualquier canasta… Y aun así, y casi a pesar nuestro, ganamos... Ganamos porque más allá de los errores, de las sanciones, de las lesiones, los años o las bajas, somos la Familia Monster, y eso te da al menos el contar con el saber estar de Luis, la garra de Pozo, la defensa de Francesco o los triples de Rami, entre otras muchas cosas.
Está siendo una temporada un tanto extraña, la primera sin Toribio, el 4 de la Familia Monster, en la cancha, y la siguiente a esa extraña división que de alguna manera nos hemos autoimpuesto, pero aun así, seguimos disfrutando del basket, la amistad y las cervezas, y ayer, delante de una buena mesa, demostramos a cualquiera, que seguimos siendo los mismos: Un equipo y una familia, en la que, más allá de escisiones, machos alfa y otras boludeces, uno de los nuestros es capaz de venirse desde Londres sólo para disfrutar de una comida en nuestra compañía, o de anteponer nuestra celebración a la del cumpleaños de su madre.
Y esta vez, para cerrar, un vídeo muy especial, homenaje directo a todos nosotros:
Y esta vez, para cerrar, un vídeo muy especial, homenaje directo a todos nosotros:
1 comentario:
Como os seguimos???? No veo seguir
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